Participando ¡que es gerundio! / M. Carmen de la Cruz Martín

ELECCIONES OPINION

Dice una buena amiga que el día en que una nace el Universo te manda un mensaje y el mío venía envuelto en papeles de protesta, flores y muchas canciones de Janis Joplin. Y es que aquel junio del 68 francés abrí mis ojos por primera vez a un mundo, viejo y convulso, que luchaba contra otro  que se inventaba a sí mismo y soñaba con uno mejor.

Nací en una familia de supervivientes. En aquella España de posguerra, puchero y lista de racionamiento poco había de idealismo y mucho de mantenerse vivo. Recuerdo la preocupación en los ojos de mi padre cuando Tejero dijo aquello de ¡Se sienten, coño! y el temblor en las manos de mi madre cuando Arias Navarro susurró "Españoles…Franco ha muerto".

Crecí con Adolfo Suarez y pan con chocolate, con Felipe González y su chaqueta de pana y con el gran maestro Tierno Galván mientras miraba de reojo a Susana Estrada. Con políticos de raza, de esa casta especial de hombres y mujeres que consiguieron traer la paz y el progreso  a una España que llevaba cuarenta años adormecida.

Y entonces llegó mi hijo. Llegó abriendo la puerta de la diversidad. Llegaron los tratamientos, las terapias y las noches sin dormir pero también llegó el compromiso, ese que quizás nunca abandoné, para luchar no solo por él sino por todos aquellos que reclamaban su sitio en la sociedad. Y empecé a caminar por esta senda apasionante que es la discapacidad y a conocer hombres y mujeres valientes que como yo buscaban defender los derechos de sus hijos para que nunca más fueran ciudadanos de segunda.

Me entristece ver en los ojos de mi hijo como en la mayoría de su generación, aburrimiento y hartazgo por todo aquello que suene a política o a políticos. No les culpo. El hedor a corrupción que desde hace años invade nuestro país ha convertido la política en un oficio del trinque y no en uno de servicio al ciudadano. Cierto es, eso espero, que no todos sean iguales pero la única manera que tenemos los ciudadanos y ciudadanas de controlar que así sea es participando activamente en las instituciones. Desde nuestro barrio, desde nuestro Ayuntamiento, tomando conciencia de nuestros derechos y también de nuestras obligaciones.

Decía Bertolt Brecht que el peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el coste de la vida, el precio de las alubias, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto.

¡ Y sobre todo estimad@s lectores, porque si no lo hacemos, alguien vendrá y lo hará por nosotros...!

                            ¿ PARTICIPAMOS? ;-)

M. Carmen de la Cruz Martín

Miembro de la Ejecutiva del PSPV-PSOE Benidorm

Secretaria de Bienestar Social e Igualdad del PSOE de Benidorm